miércoles, 29 de junio de 2016

El Yihadismo en Egipto: La Península del Sinaí


El Jefe del Estado Mayor General de las FDI, el Teniente General Bejamin Gantz visita el lugar de un ataque terrorista después de que los terroristas de Sinaí fallaran al llevar a cabo un ataque contra suelo israelí con un carro de combate egipcio secuestrado, el 6 de agosto de 2012. (Foto de Gal Ashuach / CC BY)

La historia del islamismo radical en Egipto es larga y sangrienta. Sin embargo, en los últimos años, la amenaza planteada por los yihadistas egipcios ha alcanzado nuevas cotas. Muchos de los yihadistas del país, mantenidos en cautiverio durante el gobierno de Hosni Mubarak, fueron liberados durante la revolución que condujo a su derrocamiento en 2011. Estos militantes pasaron a jugar un papel de liderazgo en grupos como Ansar Beit al-Maqdis, formando lo que a finales de 2013 se había convertido en el grupo terrorista más activo y mortal en Egipto.

Por supuesto, para que este análisis de la amenaza militante de Egipto sea completo, debo reconocer en primer lugar la gran diferencia entre el entorno de amenazas en la península del Sinaí y la del continente de Egipto. La primera es mucho más que una insurgencia; los militantes del Sinaí emplean ataques de golpear y correr (hit-and-run), emboscadas, IEDs y ataques de fuego indirecto con cohetes y morteros. Por el contrario, la amenaza militante en el continente tiende a parecerse más al terrorismo urbano.

Gran parte de la razón de esta diferencia se deriva de la larga historia de tensión entre el gobierno de El Cairo y las tribus beduinas que viven en la península. las fuertes redes tribales en el Sinaí han limitado el control del gobierno en esta zona, al igual que las restricciones impuestas a las fuerzas gubernamentales bajo los acuerdos de Camp David. Los beduinos, por su parte, tienen una serie de quejas, incluyendo entre ellas acusaciones de que el gobierno no ha proporcionado servicios muy necesarios en la región o que no ha propiciado el desarrollo económico en el territorio beduino. También acusan al gobierno de usar fuerza excesiva en respuesta a las revueltas tribales engendradas por estas deficiencias percibidas. a menudo, las duras respuestas del gobierno egipcio a la disidencia confirman esas quejas y han ayudado a hacer que las tribus beduinas se conviertan en campos de reclutamiento para los grupos yihadistas.

El ascenso de Ansar Beit al-Maqdis

De 2004 a 2006, una violenta campaña de ataques suicidas contra objetivos turísticos en el Sinaí sacudió los centros turísticos en Taba, Sharm el-Sheikh y Dahab. El grupo detrás de los ataques se componía sobre todo de los beduinos locales radicalizados que estaban fuertemente influenciados por las acciones de Abu Musab al-Zarqawi, tanto es así que llamaron a su grupo Tawhid wa al-Jihad (Monoteísmo y Yihad) - el nombre del grupo de al-Zarqawi antes de que adoptara el de Al Qaeda en Irak en octubre de 2004.

El gobierno egipcio se cebó con fuerza contra Tawhid wa al-Jihad, matando a muchos de sus líderes y combatientes. Pero la respuesta militar sólo debilitó el problema militante; no lo extinguió. A raíz de la caída de Mubarak, la militancia en el Sinaí volvió a la vida, dando lugar a Ansar Beit al-Maqdis. A pesar de que el grupo utilizó un nuevo nombre, muchos de sus miembros, especialmente aquellos que eran del Sinaí, eran veteranos de la extinta Tawhid wa al-Jihad. Inicialmente, el grupo se centró en Israel, en la realización de una serie de ataques con cohetes contra la ciudad de Eilat desde el Sinaí, así como una serie de ataques bomba contra los gaseoductos que van desde Egipto a Israel. En 2012, sin embargo, el grupo comenzó a asesinar a los líderes tribales en el Sinaí que eran importantes mediadores con el gobierno. Mediante su eliminación, los yihadistas trataron de negar al gobierno un medio para frenar la actividad yihadista en la península.

Tras el golpe de julio 2013, que derrocó al ex presidente Mohamed Morsi - un miembro de los Hermanos Musulmanes - Ansar Beit al-Maqdis comenzó a atacar cada vez más a las fuerzas de seguridad egipcias. Aunque el grupo ha llevado a cabo estos ataques desde finales de 2012, se hicieron mucho más frecuentes en el año 2013. Usando IEDs, coches bomba suicidas, ataques con armas ligeras y cohetes, el grupo lanzó numerosos ataques contra autobuses que transportaban a personal de seguridad egipcio. En enero de 2014, el grupo derribó un helicóptero del ejército egipcio en el Sinaí utilizando un misil tierra-aire clase Igla, presumiblemente recibido desde Libia.

El cisma yihadista

Después de un cisma desarrollado entre Al Qaeda y el Estado Islámico en Irak en 2013 y la autoproclamación del Estado Islámico como califato en junio de 2014, muchos de los miembros de Ansar Beit al-Maqdis optaron por aliarse con el Estado Islámico. Algunos miembros del grupo militante habían viajado anteriormente a Siria para luchar junto a los yihadistas que formaban el núcleo del Estado Islámico. En noviembre de 2014, la escisión del grupo fue aceptado como la rama de Estado Islámico en la Provincia del Sinaí y pasó a nombrarse Al Wilayat Sinaí. Pero una parte de Ansar Beit al-Maqdis, dirigida por el ex miembro de las fuerzas especiales egipcias, Hisham Ashmawy, continuó operando en la parte continental de Egipto y no se separó de Al Qaeda.

Las operaciones de propaganda de Ansar Beit al-Maqdis habían mostrado cierta similitud con las del Estado Islámico antes de noviembre de 2014, pero después de esa fecha se mostraron aún mas parecidas, lo que indica una estrecha colaboración entre las dos organizaciones. Su cooperación también comenzó a manifestarse en las tácticas de batalla de Wilayat Sinaí. Por ejemplo, el 1 de julio de 2015, el grupo lanzó un ataque a gran escala en la ciudad norteña del Sinaí de Sheikh Zuweid, usando tácticas híbridas que combinaban los ataques suicidas con un asalto a mano armada por un gran número de militantes. Esas tácticas fueron similares a las empleadas por el Estado Islámico en Irak y Siria para superar con éxito las defensas gubernamentales y capturar las bases militares y tomar las ciudades. Aunque el asalto en Sheikh Zuweid fue finalmente rechazado, lo que resultó en grandes pérdidas para Wilayat Sinaí, no obstante señaló el peligro que representaba el grupo. No mucho tiempo después del incidente en Sheikh Zuweid, Wilayat Sinaí se atribuyó la responsabilidad por un ataque contra una patrullera egipcia cerca de Rafah, utilizando un misil guiado antitanque. Luego, en octubre de 2015, también se atribuyó el ataque con bomba del Vuelo 9268 de Kogalymavia, que se estrelló poco después de que despegara del aeropuerto de Sharm el-Sheikh, en el sur de Sinaí.

Los intentos de Wilayat Sinaí por capturar y retener territorio en la península no han tenido éxito, y el grupo ha sufrido fuertes bajas en sus ataques contra las fuerzas militares y de seguridad egipcias. No obstante, todavía conserva la capacidad de llevar a cabo frecuentes ataques contra las fuerzas de seguridad y puntos de control. Pero sus tácticas han cambiado de nuevo por el empleo de IEDs y los ocasionales ataques de golpear y correr (hit-and-run) con unidades pequeñas de militantes, lo que limita las pérdidas del grupo y le permite mantener sus operaciones durante más tiempo.

Se han hecho esfuerzos en la península, - que ha sido durante mucho tiempo un corredor para el contrabando de armas a grupos militantes palestinos en la Franja de Gaza -  por detener el flujo de armas desde Libia hasta Wilayat Sinaí. Pero los militantes no necesitan fuentes externas de armas para provocar el caos en el Sinaí. Hay grandes campos de minas sin limpiar en la antigua zona de combate de las guerras entre Egipto e Israel. Aunque las minas son ahora antigüedades, proporcionan a los fabricantes de explosivos de Wilayat Sinaí una valiosa fuente de explosivos de gran potencia de uso militar. Para hacernos una idea, una mina antitanque desmantelada puede proporcionar más de 5 kilogramos de TNT.

Wilayat Sinaí también ha llevado a cabo ataques armados y ataques de fuego indirecto contra la base de la Fuerza Multinacional y de Observadores de las Naciones Unidas en el Sinaí. Los ataques han obligado a las Naciones Unidas a cerrar algunos de los puestos avanzados más pequeños y reducir el número de personal ubicado en la zona. Los ataques de Wilayat Sinaí también han reducido el turismo en el Sinaí, una importante fuente de ingresos para la economía de Egipto y el empleo para los residentes de la península.

El ejército egipcio con frecuencia pregona el número de militantes de Wilayat Sinaí que mata, una lista que incluye varios líderes del grupo, pero es poco probable que El Cairo sea capaz de matar a suficientes yihadistas como para salir de este problema. Al igual que en las anteriores olas de militancia en el Sinaí, la respuesta de mano dura de Egipto en realidad puede servir para radicalizar a los beduinos más jóvenes. Hasta que el gobierno egipcio comience a abordar los problemas en el Sinaí usando un programa más amplio de contrainsurgencia, los problemas sociales, económicos y políticos subyacentes continuarán estimulando la militancia regional. Consciente de la amenaza, Arabia Saudita ha propuesto un plan de desarrollo económico de 1.5 mil millones de dólares para el Sinaí; el plan está pendiente de aprobación final por parte del Parlamento egipcio. Pero siempre y cuando sea implementado, el plan será sólo un pequeño paso de los muchos que se requieren para proporcionar seguridad, buen gobierno y las oportunidades económicas necesarias para estabilizar la península. Mientras tanto, los yihadistas continuarán reclutando y operando en la península.

En Resumen

- La militancia en el Sinaí seguirá usando tácticas de insurgencia en vez tácticas de terrorismo urbano tradicional.

- Las tácticas de mano dura del gobierno egipcio pueden ser capaces de debilitar a la militancia, pero no van a ser capaces de eliminarla. De hecho, el empleo del ejército como única solución perpetuará el problema de la radicalización entre los residentes del Sinaí.

- Será necesario construir una estrategia de contrainsurgencia que aborde las cuestiones profundas que hacen del Sinaí un área de reclutamiento y operaciones yihadista ideal.