Vladimir Groysman es nombrado Presidente de la Rada Suprema, el 27 de Noviembre de 2014 (Foto de VADIM CHUPRINA / CC BY)
Dos años después del levantamiento del euromaidán, el proceso de orientación de la política exterior de Ucrania y la introducción de reformas económicas y políticas ambiciosas ha hecho mella en el gobierno. El creciente descontento con el lento ritmo de la recuperación económica y las reformas políticas obligó al gobierno pro-occidental de Kiev a reemplazar al primer ministro Arseniy Yatsenyuk por Volodymyr Groysman el 14 de abril. La sustitución trajo una pausa muy necesaria en la lucha política interna de Ucrania y planteó preguntas acerca de la trayectoria futura del país. Incluso para un país que se caracteriza por los cambios periódicos en sus alianzas internacionales, hay más dudas que certezas sobre el futuro de Ucrania. ¿Continuará el país su transición política y aprobará las reformas, o podrían las divisiones internas y la presión extranjera detener estos esfuerzos? ¿Ha entrado Ucrania en una nueva era de alianza con el Oeste, o acabará retornando al redil de Rusia?...
Ucrania tiene un pasado bien conocido de cambios cíclicos en sus afinidades políticas, Ucrania ha apoyado a Rusia u Occidente en distintas ocasiones a lo largo de su historia. La fase más reciente en este ciclo comenzó cuando el expresidente de Ucrania, Viktor Yanukovich decidió suspender abruptamente las negociaciones sobre un acuerdo de asociación y libre comercio con la Unión Europea en noviembre de 2013. Debido a que la decisión del presidente coincidió con la promesa de Rusia de un préstamo de 15 mil millones de dólares a Ucrania, muchos en el país y en Occidente vieron el préstamo como un soborno para mantener al gobierno de Ucrania lejos de Europa. Las protestas estallaron, seguido de una represión policial, que se tradujo en la aparición de grandes multitudes, llevando eventualmente a un violento levantamiento que culminó con la destitución de Yanukovich.
Las elecciones condujeron rápidamente en un nuevo gobierno, dirigido por Yatsenyuk como primer ministro y Petro Poroshenko como presidente. Tanto la integración con Occidente como la vuelta a atrás de las políticas pro-rusas de Yanukovych fueron las primeras medidas en tomarse. Sin embargo, estas acciones no quedaron sin consecuencias: Ucrania pronto perdió el control de Crimea, y una rebelión separatista surgió en el este de Ucrania. Rusia apoyó estos acontecimientos, tratando de contrarrestar lo que consideraba un golpe de estado apoyado por Occidente contra su aliado Yanukovich.
Mientras tanto, Ucrania firmó un programa de asistencia financiera de 17,5 mil millones de dólares con el Fondo Monetario Internacional en abril de 2014. El programa implicó importantes medidas de austeridad para estabilizar la economía del país en medio de la guerra y la recesión. Al mismo tiempo, el gobierno trató de comenzar reformas legales y judiciales, impulsadas por un deseo popular de distanciar al país de la percepción de la corrupción de la administración de Yanukovich.
Una ayuda condicional
Pero tras más de un año después de instaurarse el nuevo gobierno, se habían hecho pocos progresos en la guerra en el este de Ucrania. Las fuerzas de seguridad de Ucrania no lograban desalojar a los separatistas apoyados por Rusia en las regiones de Donetsk y Lugansk, y las bajas militares y civiles aumentaban. La economía de Ucrania también se contrajo en un 10 por ciento en 2015, mientras que su moneda se desplomó tras entrar en la libre flotación de acuerdo con las estipulaciones del FMI. Por otra parte, muchos ciudadanos vieron las reformas judiciales de Kiev como demasiado pocas y realizadas demasiado tarde. El apoyo a Yatsenyuk, que dirigía los esfuerzos de reforma, y a su partido Frente Popular, comenzó a declinar.
En consecuencia, la coalición gobernante, que estaba sosteniendo 288 de 450 escaños en el Parlamento, se desmoronó. En agosto de 2015, el Partido Radical estaba en deliberaciones sobre un polémico cambio constitucional relacionado con la descentralización política en el este de Ucrania, que el partido interpretó como un intento de hacer demasiadas concesiones a los separatistas de Donbass a cambio de garantías de seguridad. Más tarde, en febrero de 2016, los partidos Autoayuda y Batkivshchina abandonaron la coalición, privando a los restantes grupos políticos de Petro Poroshenko y el Frente Popular de su mayoría parlamentaria. Luego, el 10 de abril, Yatsenyuk finalmente sucumbió a la presión de sus aliados restantes y renunció. Tras la renuncia de Yatsenyuk, el portavoz de la Rada Suprema, Groysman, obtuvo la mayoría de votos, convirtiéndose en el nuevo primer ministro del país.
El ascenso de Groysman es una nueva oportunidad para que Ucrania de marcha atrás en la lucha interna, que fue lo que llevó al FMI a retrasar el desembolso de la ayuda y generó malestar político general en el país. Después de todo, Groysman se ha comprometido a revitalizar los esfuerzos de reforma descarrilados por el colapso de la coalición de gobierno, y además ha recibido el respaldo político de los Estados Unidos y la Unión Europea. Aparte de un nuevo primer ministro, el Consejo de Ministros también ha cambiado sustancialmente: Como ministro de Finanzas recién nombrado de Ucrania, Oleksandr Danylyuk será responsable de la reanudación de las negociaciones con el FMI.
El Futuro de Ucrania
A pesar de su buen comienzo, el nuevo gobierno de Ucrania se enfrenta a muchos desafíos persistentes. El Parlamento sigue siendo tan políticamente dividido que el éxito de la candidatura de Groysman dependía del voto de los independientes y los legisladores de los partidos relacionados con la oligarquía. Al mismo tiempo, el partido autoayuda, el partido radical y el partido Batkivshchina han optado por no unirse a la coalición. Y ahora que Yatsenyuk y su partido ya no serán objeto de descontento público, cualquier culpa va a caer de lleno en Poroshenko y su bloque. Si el progreso en el crecimiento económico y las reformas políticas siguen eludiendo al país, las posiciones de Poroshenko y Groysman se debilitarán y las elecciones parlamentarias anticipadas no pueden ser descartadas en un futuro.
Tal resultado no sólo pondría en peligro el paquete de ayuda del FMI y las reformas que ya han sido aprobadas, sino que también podría poner en peligro el camino pro-occidental que Ucrania ha optado por tomar en los últimos años. Por supuesto, la pérdida de territorio y la guerra en el este de Ucrania no tienen precedentes en el ciclo del país de aliarse alternativamente con Rusia y Occidente; el conflicto ha convertido a la población en contraria a un retorno a la alianza con Rusia. Sin embargo, no es una certeza que las políticas pro-occidentales de Ucrania vayan a continuar. En última instancia, las elecciones económicas, de seguridad y políticas que el gobierno haga en los próximos meses decidirán el futuro del país.
En Resumen
Un cambio de liderazgo en Ucrania traerá la estabilidad en el corto plazo, pero la lucha política interna podría reanudarse con el tiempo si los problemas nacionales y extranjeros permanecen.
Si la insatisfacción del pueblo sobre la economía y la lentitud de las reformas crece en los próximos meses, Es probable que Ucrania celebre elecciones anticipadas.
Las elecciones anticipadas podrían mantener al nuevo gobierno lejos de realizar las reformas, lo que tendría como consecuencia la detención o reversión de los esfuerzos de Ucrania para integrarse con Occidente.