Manifestación del grupo anti-musulmán Patriotas Europeos contra la Islamización de Occidente (PEGIDA) en Dresden, Alemania, el 25 de Enero de 2015. (Foto de Kalispera Dell / CC BY)
Las autoridades alemanas identificaron al atacante que mató a nueve personas e hirió a otras 27 en Munich el 22 de julio, como un varón de 18 años de edad de ascendencia iraní, que nació y se crió en Alemania. Entre las víctimas había tres albanokosovares, tres ciudadanos turcos y un ciudadano griego. Las autoridades han registrado su apartamento, pero hasta el momento no han encontrado ninguna conexión con el Estado Islámico. Cabe destacar que el autor había sido tratado anteriormente por problemas de salud mental. Este tiroteo se produce poco después de que tuviera lugar un ataque con un hacha el 19 de julio en un tren en Würzburg. Y fue el tercer ataque en Europa en una semana tras el incidente del 15 de Julio en Niza. Si bien los autores, sus métodos y sus motivaciones fueron totalmente diferentes en los tres casos, estos incidentes tambalearán la reciente calma política en Alemania, así como se culpe a los inmigrantes por los atentados. Esto sólo conducirá a más problemas para el gobierno de la canciller Angela Merkel.
Antes de los atentados, la controversia política que siguió a la crisis migratoria en Alemania parecía haber desaparecido en parte. Durante la segunda mitad de 2015, la decisión de Merkel de aceptar a los solicitantes de asilo que huían del conflicto en Siria llevó a un aumento masivo de los refugiados en el país. Mientras que la población alemana inicialmente dio la bienvenida a la decisión de Merkel, con el tiempo muchos ciudadanos expresaron su preocupación por el impacto social, económico y político de recibir cientos de miles de inmigrantes. Este daño a la popularidad del gobierno alemán dio lugar a un aumento de la tensión dentro de la Unión Demócrata Cristiana de Merkel, y también causó roces con su homólogo bávaro, la Unión Social Cristiana. Además, la crisis migratoria llevó a un aumento de la popularidad del partido anti-inmigración, Alternativa para Alemania.
La reacción de Merkel ante estos hechos fue endurecer las regulaciones de asilo de Alemania, aceptar la disposición de controles fronterizos a lo largo de la ruta de migración de los Balcanes y llegar a un acuerdo con Turquía para limitar el número de personas que llegaban a la Unión Europea. El acuerdo UE-Turquía fue controvertido, pero estancó el flujo de inmigrantes después de que entrara en vigor a finales de marzo. A medida que la crisis migratoria se alivió, la popularidad de Merkel comenzó a mejorar de nuevo.
Pero los ataques de esta semana van a favorecer a los oponentes de Merkel. El atacante de Würzburg era un refugiado adolescente, un hecho que va a ser usado por las fuerzas políticas de la oposición para argumentar que los inmigrantes son una amenaza para Alemania. Y las autoridades alemanas parecen haber empeorado el caso: el atacante se registró como un refugiado afgano, pero las autoridades admiten que puede haber sido de Pakistán. Esto ha puesto en duda la capacidad de las autoridades alemanas para registrar y vigilar adecuadamente a los inmigrantes. Sin embargo, mientras que el tirador de Munich no era un refugiado, su origen iraní hará poco por apaciguar los sentimientos anti-musulmanes en Alemania. En 2014 y 2015, el grupo anti-musulmán Patriotas Europeos contra la Islamización de Occidente (PEGIDA) protagonizó grandes manifestaciones en Dresden y otras ciudades alemanas. El grupo anunció a principios de julio que planea convertirse en un partido político y apoyar a Alternativa para Alemania. Desde entonces, las autoridades alemanas han registrado 1.029 ataques contra los refugios de asilo para inmigrantes en 2015, frente a los 199 en 2014. El primer trimestre de 2016 vio casi 300 ataques contra los refugios. Por desgracia, es probable que continúen ataques de lobos solitarios como los de Munich, Niza y Würzburg en Europa y en otros lugares. Y este tipo de ataques seguirán teniendo repercusiones sociales y políticas.
La estrategia del gobierno alemán para detener el flujo de inmigrantes también está en peligro. Los acuerdos de Turquía de limitar la entrada de solicitantes de asilo giraban en torno a las demandas de Ankara para conseguir financiación de la UE, continuar con las negociaciones de adhesión y la liberalización de los visados para Turquía. Pero el fallido golpe de estado en Turquía dio lugar a una represión brutal contra la oposición, lo que provocó las críticas de los miembros de la UE contra el gobierno Turco. Berlín se encuentra ahora en la incómoda posición de advertir a Turquía sobre el respeto de los derechos humanos y al mimo tiempo pedirle que respete el acuerdo migratorio. El Parlamento Europeo y los miembros de la UE debatirán el tema de nuevo a principios de septiembre, y el gobierno alemán tendrá dificultades para convencerles de preservar el acuerdo migratorio con Turquía.
Las elecciones regionales alemanas del 4 de septiembre en Mecklenburg-Vorpommern y del 18 de septiembre en Berlín serán un indicador de la popularidad de la coalición gobernante de centro-derecha y centro-izquierda, así como en qué medida aumenta la influencia de Alternativa para Alemania. Si la CDU de Merkel pierde apoyo, la canciller estará bajo una creciente presión para endurecer su posición sobre los inmigrantes. Un mal resultado de su partido también afectaría al comportamiento de Alemania en temas mucho más allá de la inmigración, ya que el país ya no está de acuerdo con sus compañeros del sur, como Francia e Italia, sobre el manejo de la zona euro. Y con diversos ataques terroristas produciéndose en toda Europa, se incrementarán las oportunidades para los miembros de la UE de reforzar la cooperación en temas de seguridad, aunque el establecimiento de una unión de seguridad europea seguirá siendo difícil de alcanzar, debido a la paulatina desintegración del bloque.
M.A.S.H.A
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