martes, 21 de junio de 2016

El gambito ruso en Siria


Un Sukhoi Su-34 ataca una posición enemiga en Siria (en la región de Alepo o Raqqa) con una bomba KAB-500S de 560 kg guiadas por satélite. (Минобороны России / Министерство обороны Российской Федерации / Wikimedia Commons)

Ya fuera una táctica para evitar que los Estados Unidos puedan coordinarse con sus aliados sobre el terreno o un intento de debilitar a un grupo rebelde potencialmente amenazante, Rusia dio un paso audaz en Siria hace unos días. cuando un avión ruso llevó a cabo una serie de ataques aéreos el 16 de Junio contra las fuerzas del Nuevo Ejército Sirio, respaldado por EE.UU. cerca de al-Tanf, un cruce de frontera entre Irak y Siria, cerca de Jordania. Rusia ha negado la realización del ataque aéreo, a pesar de las pruebas de vídeo de los daños y restos de bombas de racimo rusas en el sitio. Los Estados Unidos, incluso detallaron cómo enviaron a sus aviones de combate para advertir a distancia a los Su-34 rusos, que luego regresaron al lugar para llevar a cabo más ataques una vez que los aviones estadounidenses se retiraron para repostar.

No importa cómo uno lo examine, este es un clásico gambito por parte de Rusia, una táctica - propia de ajedrez - en la que Rusia está dispuesta a sacrificar sus aviones de combate y asumir "daños colaterales" en el plano táctico, para conseguir una ganancia mayor en el plano estratégico....


Los rusos y sus aliados lealistas sirios efectúan regularmente ataques aéreos contra las fuerzas rebeldes respaldadas por EE.UU. en Siria. Sin embargo, hasta el bombardeo de Al Tanf, los ataques no habían apuntado a grupos que se dedicaran sólo a la lucha contra el Estado Islámico, como el Nuevo Ejército Sirio. Una fuerza relativamente pequeña entrenada y equipada principalmente por los Estados Unidos, el Reino Unido y Jordania, el Nuevo Ejército Sirio ha operado cerca de la frontera con Jordania en las zonas desérticas del sudeste de Siria, donde planea apoderarse de más territorio del Estado Islámico en un avance hacia el este de Deir el-Zour.

El Nuevo Ejército Sirio recibe un considerable apoyo aéreo de la coalición y las fuerzas británicas y jordanas a menudo han apoyado con sus tropas en calidad de asesores, por lo que los ataques aéreos rusos llevan un riesgo significativo de escalada de tensión. Pero los objetivos estratégicos de Rusia en la región fueron motivación suficiente para llevar a cabo los ataques aéreos, por peligrosos que fueran. Rusia ha estado tratando de conseguir que los Estados Unidos cooperen con sus fuerzas desde el inicio de la participación de Rusia en el conflicto sirio. Rusia se unió a las negociaciones para poner fin a los enfrentamientos con la esperanza de provocar un proceso que daría lugar a un entendimiento con los Estados Unidos sobre otras cuestiones de fondo, como las sanciones económicas y el conflicto en Ucrania. Y si Moscú pudiera llegar a convencer a Washington para trabajar en conjunto con las fuerzas rusas y los lealistas sirios, a su vez, obligaría a Washington a reconocer el gobierno del presidente sirio, Bashar al Assad.

Sin embargo, Estados Unidos se ha negado a ir más allá de las medidas de reducción del conflicto o de ampliación de las negociaciones de paz de Siria. En este punto, Moscú está ansioso por presionar a Washington por cualquier medio necesario. El entusiasta apoyo de Rusia para la ofensiva lealista en Raqqa es un intento de presionar a los Estados Unidos. Los ataques aéreos en las posiciones del Nuevo Ejército Sirio es otro esfuerzo, aunque más arriesgado. Y es posible que ya hayan dado sus frutos: Los rusos anunciaron el 19 de Junio que habían llegado a un acuerdo con Estados Unidos para aumentar la coordinación en Siria. Hasta ahora, los Estados Unidos han negado haber llegado a acuerdos con Rusia unilateralmente, sin embargo, aún tienen pendiente de confirmar el último anuncio de Rusia.

Hay otro posible motivo por el que se realizaron los ataques aéreos. Aunque es pequeño en este momento, el Nuevo Ejército Sirio es un serio competidor de las fuerzas lealistas en partes del este de Siria, como en la provincia de Deir el-Zour, donde muchos de los combatientes del Nuevo Ejército Sirio son originarios y donde esta fuerza aún mantiene vínculos considerables. Es poco probable que el ataque contra el Nuevo Ejército Sirio cause un daño significativo sobre las operaciones del grupo. De hecho, desde el ataque, el Nuevo Ejército Sirio ha ganado terreno, tomando al-Zubeida, cerca de la frontera iraquí el 20 de Junio. Pero los ataques rusos podrían socavar la moral y el reclutamiento del grupo, poniendo en duda la capacidad de la coalición liderada por Estados Unidos de proteger al grupo, principalmente en el combate aéreo.

Cualquiera que sea el razonamiento estratégico detrás de los últimos movimientos arriesgados de Rusia en Siria, los costes potenciales de dichas maniobras serán enormes. A diferencia del oeste de Siria, donde la batalla entre las fuerzas lealistas y rebeldes continúa, el territorio controlado por el Estado Islámico presenta un amortiguador entre los combatientes apoyados por Rusia y EE.UU.. Esto ha permitido a los Estados Unidos y sus aliados aunar fuerzas sobre el terreno con las Fuerzas Democráticas Sirias y el Nuevo Ejército Sirio, dado el poco riesgo de chocar con las fuerzas respaldadas por Rusia -hasta ahora-. Pero a medida que las fuerzas apoyadas por EE.UU. y Rusia se acerquen las unas hacia las otras, aprovechando la posición de debilitamiento del Estado Islámico, eventualmente entrarán en contacto directo. Debido a que muchas de las facciones que luchan en cualquiera de los bandos son enemigos de viejo, será muy difícil evitar la escalada de tensión cuando se encuentren, incluso en las mejores circunstancias. El ataque aéreo de Rusia sobre las nuevas posiciones del Nuevo Ejército Sirio reveló lo difícil que puede llegar a ser la convivencia entre ambos bandos.


Vídeo del ataque aéreo del 16 de Junio