Mariano Rajoy interviene en la sesión del control al Gobierno, el 30 de Septiembre de 2015. (Foto de José María Cuadrado / Pool Moncloa)
Más de dos meses después de las elecciones generales, el congreso de los diputados comenzará lo que probablemente será el primero de varios intentos de formar un gobierno hoy miércoles 2 de marzo. Ninguno de los partidos tiene suficientes escaños para gobernar en solitario y las coaliciones están resultando difíciles de crear. Si los partidos no pueden formar un gobierno en los próximos dos meses, España tendrá que celebrar nuevas elecciones a finales de junio. Esto sólo agravaría la incertidumbre política y económica en un país que todavía acarrea las consecuencias de una larga crisis económica.
La fragmentación política de España es la consecuencia directa de sus problemas económicos, que han debilitado el apoyo popular a los partidos mayoritarios y conducido a la aparición de nuevas fuerzas políticas. El PP, el partido de derechas liderado por Mariano Rajoy, es la fuerza más grande en el congreso tras las elecciones, pero no ha podido ganar el apoyo de otros partidos necesarios para formar un gobierno. El PSOE, el partido de izquierdas dirigido por Pedro Sánchez, es la segunda fuerza en el congreso. Hoy se ha tratado de formar un gobierno, pero finalmente este intento ha fallado. Hasta el momento, Sánchez sólo ha recibido el apoyo de Ciudadanos, el partido de centro, pero esto no es suficiente. Sánchez trató de llegar a un acuerdo con el partido de izquierdas, Podemos, pero los dos divergen en temas, incluyendo la autorización de un referéndum sobre la independencia en Cataluña (a la que se oponen los socialistas) y los planes de reformas en la economía.
Para convertirse en presidente, Sánchez necesitará el apoyo de más de la mitad de los 350 miembros de la cámara baja en la votación de hoy. Dado que hoy ha fallado en este intento, se celebrará una segunda votación la noche del 4 de marzo a más tardar. Durante la segunda votación, Sánchez sólo necesitaría una mayoría simple. Pero incluso así será difícil de lograr su investidura, dado que Podemos y el Partido Popular han anunciado que van a votar en contra del candidato socialista. En caso de fallar Sánchez para formar un gobierno, el rey Felipe VI podría nombrar a otro candidato para probar suerte. Si ningún presidente es nombrado el 2 de mayo, habrá nuevas elecciones.
Algunos partidos ya están apostando por las nuevas elecciones, con la esperanza de ganar asientos adicionales para fortalecer sus posiciones de negociación. Podemos, por ejemplo, espera desviar votos a los socialistas para convertirse en la segunda fuerza en el congreso. Sin embargo, las encuestas de opinión sugieren que las nuevas elecciones llevarían a otro congreso fragmentado, haciendo de las alianzas un requisito esencial para gobernar. Incluso en el caso probable de que España vaya a las urnas a finales de junio, ninguno de los partidos será lo suficientemente fuerte como para gobernar en solitario.
En este punto, la incertidumbre política de España no ha tenido un efecto significativo sobre la economía nacional. El desempleo va lentamente hacia abajo, aunque la mayoría de los nuevos contratos de trabajo son temporales y se emplea un gran segmento de la población a tiempo parcial. La economía española creció un 3,2 por ciento en 2015, y se prevé que crezca en torno al 2,8 por ciento este año. Pero la incertidumbre sobre el futuro está empezando a pasar factura. El 29 de febrero, el Banco de España advirtió que se aceleraron la salida de capitales en 2015, sobre todo durante el último trimestre del año. Los inversores están preocupados de que el próximo gobierno español esté bajo presión popular para revertir algunas de las políticas introducidas por la administración anterior. A principios de febrero, Madrid admitió que no había cumplido con el objetivo de déficit acordado con la Unión Europea para el año 2015 y pidió a Bruselas más tiempo para alcanzar la meta del 3 por ciento del PIB.
El caso de España ilustra una tendencia más amplia en Europa: Los votantes de los antiguos países que habían sido rescatados están castigando a los gobiernos conservadores, aun cuando sus economías muestran los primeros signos de recuperación. En Portugal, el ex primer ministro, Pedro Passos Coelho ganó las elecciones generales de octubre, pero perdió el poder por una frágil coalición de partidos de centro-izquierda y de la extrema izquierda. En Irlanda, el primer ministro Enda Kenny ganó las elecciones generales de febrero, pero los irlandeses votaron a un parlamento fragmentado en el que se necesitarán alianzas multipartidistas. En ambos casos, los votantes quieren una reversión de algunas de las políticas que se introdujeron durante los años de rescate. La incertidumbre creada por esta brecha entre el crecimiento de las economías y los votantes desencantados es una de las amenazas más importantes para una recuperación completa en la periferia de la zona euro.