sábado, 26 de marzo de 2016

La Incansable Insurgencia Afgana


El Teniente Primero Patrick Ford y el Sargento Wilfredo Rios, ambos del USMC, buscan insurgentes en los alrededores de la Base de Patrulla Manion, al oeste de Gereshk, provincia de Helmand, Afganistán, el 11 de de septiembre de 2014. (Darien Bjorndal / USMC)

Después de casi 15 años, los talibanes no muestran signos de cansancio en su insurgencia en Afganistán. Las esperanzas de que el grupo participaría en las conversaciones de paz se vinieron abajo recientemente cuando el grupo anunció que no lo haría, a pesar de que un pequeño grupo islamista rival, Hizb-i-Islami, aceptó ser incluido. Afganistán, China, Pakistán y Estados Unidos - todos parte del grupo de coordinación cuadrilateral para la estabilización de Afganistán - terminaron su última reunión en febrero con un gesto optimista pero cauteloso al invitar formalmente a los talibanes a las conversaciones de paz. Sin embargo, a principios de marzo, la organización militante emitió un comunicado diciendo que declinaba la invitación hasta que se cumplan sus demandas. Luego, en un gesto inesperado el 17 de marzo, el Mulá Akhtar Mansur - líder de la principal facción talibán que ha estado en silencio desde presuntamente haber sido herido en un tiroteo en noviembre - publicó una declaración en la red en pastún exhortando a los talibanes a que intensifiquen la lucha armada. Esto sugiere que Mansur está motivando a los talibanes para lanzar una ofensiva de primavera, a pesar de que el grupo, a diferencia de años anteriores, ha luchado continuamente durante los duros meses de invierno.


Los talibanes se oponen a las conversaciones de paz por dos razones principales: En primer lugar, el grupo ha tenido un éxito significativo en el campo de batalla. A principios de este mes, los talibanes arrasaron el distrito de Khan Neshin y ahora controlan cinco de los 12 distritos en Helmand, la provincia más grande del país y su principal centro de producción de opio. De hecho, tan intensa es la lucha en Helmand que la OTAN envió recientemente al Brigadier General Andrew Rohling para comandar las tropas en la región conflictiva. (El mes pasado, la OTAN envió un contingente de tropas de Estados Unidos que se cuentan por cientos para apoyar a las fuerzas afganas que están luchando en la provincia.) En segundo lugar, no se han cumplido las demandas del grupo. Los talibanes quieren una retirada completa de las tropas extranjeras de Afganistán, la liberación de los prisioneros talibanes y la supresión de los nombres de los talibanes de la lista negra de las Naciones Unida. 

La disminución de la influencia de Pakistán en el grupo militante complica aún más la posibilidad de que las conversaciones de paz prosperen. Durante su visita a los Estados Unidos a principios de este mes, el asesor de asuntos exteriores de Pakistán, Sartaj Aziz, hizo una sorprendente confesión reconociendo públicamente que Pakistán acoge a miembros de los talibanes, lo cual habían negado por mucho tiempo. Aziz dijo que Pakistán ofrece servicios médicos a miembros de ese grupo y aloja a sus familias, además agregó que esta ayuda podría ser utilizada para presionar a los talibanes a unirse a las negociaciones. Aun así, Aziz advirtió que el ayudar a los talibanes no significa que Pakistán tenga el control total sobre el grupo. De hecho, las autoridades paquistaníes también revelaron que a pesar de amenazarlos durante una reciente reunión secreta para expulsar a los talibanes de Pakistán, los militantes se negaron a unirse a las conversaciones de paz.

A pesar del no a las negociaciones por parte de los talibanes, las conversaciones de paz recibieron una pequeña pero esperanzadora victoria el 13 de marzo, cuando una delegación de tres miembros del grupo islamista afgano Hizb-i-Islami se reunieron con el Consejo Superior de Paz de Afganistán para discutir las negociaciones de unión. La organización cuenta con varios cientos de combatientes y está dirigida por Gulbuddin Hekmatyar, un señor de la guerra notorio que luchó en la guerra afgano-soviética. Hekmatyar sirvió brevemente como primer ministro de Afganistán durante la década de 1990 antes de tomar las armas, primero contra facciones opuestas en la guerra civil del país y más tarde contra las fuerzas de la coalición después de la invasión liderada por EE.UU. de 2001. Aunque Hekmatyar no asistió a la reunión, se cree que se esconde en Pakistán. La delegación de su organización instó a otras facciones en Afganistán detener la lucha y unirse a las conversaciones de paz. Por supuesto, unirse a las conversaciones de paz es diferente a llegar a una solución sostenida y concluyente en la que todas las partes estén de acuerdo en dejar de luchar, un proceso que podría llevar años.

Durante una reciente visita de dos días a Kabul, el secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, predijo que Afganistán se enfrentará a un año difícil, haciendo referencia a su economía en recesión y el escenario político fragmentado como factores que seguirán obstaculizando el largo viaje del país hacia la prosperidad. Cada vez parece más probable que los talibanes se unirán a las conversaciones de paz. Esta primavera, es probable que lancen nuevos ataques contra las exhaustas fuerzas de seguridad afganas en apoyo de su objetivo estratégico permanente, ejercer el control sobre Afganistán. Por lo tanto, la guerra de la nación contra el extremismo y la lucha por la estabilidad, la unidad y la paz persistirá.