Numerosas personas se reúnen, dibujan con tiza en el suelo, ponen flores y velas dispuestas en forma de corazón para las víctimas de los ataques de Bruselas, el 22 de marzo de 2016. (Foto de Miguel Discar / CC BY)
Al igual que los asaltos en París el año pasado, los ataques terroristas del 22 de marzo en Bélgica provocaron una oleada de detenciones por parte de las autoridades europeas para debilitar al Estado Islámico y otros grupos yihadistas. Pero las detenciones no resolverán el problema de los musulmanes radicalizados empeñados en atacar a Europa. Hasta que los problemas subyacentes que ayudan a la radicalización en el continente se traten, las autoridades sólo neutralizarán a la amenaza inmediata, pero no eliminará su raíz. Mientras tanto, los yihadistas seguirán siendo una amenaza en Europa y en otros lugares.
La policía y las fuerzas de seguridad en toda Europa detuvieron a decenas de operativos del Estado Islámico a raíz de los atentados de Bruselas. Las detenciones no se han limitado a Bélgica y Francia; también se han llevado a cabo en Alemania, Italia y el Reino Unido. Aunque estas operaciones pueden ayudar a identificar y desmantelar una red Estado Islámico (o una red de redes), los problemas de Europa son mucho más profundos que ésta capa superficial de yihadistas....
Las Raíces de la Radicalización
La geopolítica ha unido los mundos europeos y musulmanes desde los primeros días del Islam. Los enredos comenzaron con la invasión musulmana de España y Francia a principios de los años 700 y continuaron hasta las Cruzadas, los asedios otomanos de Viena en los años 1500 y 1600 y la colonización europea de África del Norte y del Sur de Asia en los años 1700 y 1800. La caída del Imperio Otomano en la estela de la Primera Guerra Mundial y la colonización europea de Oriente Medio enlazó a las dos culturas, incluso más cerca todavía.
La proximidad del norte de África y Turquía al sur de Europa y los esfuerzos de colonización de Europa, junto con el deseo en el mundo musulmán de buscar la educación y el empleo en Europa, ha dado lugar a una gran población de musulmanes que vive en el continente. Sin embargo, esta estrecha relación no ha existido sin fricción. Aunque una gran parte de los musulmanes en Europa provienen de familias que han vivido allí durante cuatro o cinco generaciones, muchos no se han integrado en la sociedad europea, en lugar de eso, están en zonas aisladas, dominadas por los musulmanes. En un ejemplo ilustrativo de este aislamiento, Matthew Levitt, el director del Stein Program on Counterterrorism and Intelligence en el Washington Institute for Near East Policy, señaló en un reciente artículo que sólo ocho de los 114 imanes que habitan en Bruselas hablan cualquiera de los idiomas tradicionales de Bélgica.
Por otra parte, la débil economía europea ha afectado desproporcionadamente a la población musulmana del continente y ha creado una alarmante tasa de desempleo entre los jóvenes musulmanes. Además de la discriminación frecuente en el mercado de trabajo, esto ha dejado a muchos musulmanes sintiéndose marginados y resentidos. En combinación con el estado de bienestar europeo, en el que el trabajo no es necesario para la supervivencia, estos sentimientos han creado un clima en el que los musulmanes que están expuestos al discurso radical pueden ser reclutados más fácilmente en actividades políticas o incluso militantes radicales.
Las leyes de inmigración y asilo de Europa, que otorgan refugio a muchas ideologías yihadistas que fueron perseguidas en sus países de origen, han agravado la situación. A los radicales de alto perfil, tales como Omar Bakri Mohammed, Abu Qatada, Abu Hamza-al Masri y Mullah Krekar, entre muchos otros, se les permitió entrar en el continente, y las zonas musulmanas de Europa han proporcionado ambientes ricos a los predicadores yihadistas que buscan reclutar musulmanes descontentos para su causa.
Aunque los países europeos han tomado medidas para expulsar o extraditar a muchos de estos imanes yihadistas de la vieja guardia en los últimos años, han sido sustituidos por una segunda generación de predicadores, incluyendo Khalid Zerkani, un ciudadano belga de origen marroquí que fue condenado en julio de 2015 ( junto con el cerebro del ataque a París, Abdelhamid Abaaoud) por llevar el funcionamiento de la mayor red de reclutamiento yihadista de Bélgica. Abaaoud, que fue juzgado en ausencia, resultó muerto en una incursión policial en Saint Denis, Francia, cinco días después de los ataques de París.
El gran número de yihadistas europeos que han viajado a Irak, Siria, y más recientemente, Libia, demuestra que la cuestión de las poblaciones musulmanes descontentas ha crecido en los últimos años. Además, la crisis de los refugiados, junto con incidentes tales como la prohibición del burka en Francia y la retórica anti-islámica de los políticos como Geert Wilders, refuerza la narración presentada por los reclutadores yihadistas de que el Islam está siendo atacado por los europeos, ayudando así a sus esfuerzos de reclutamiento.
Un único tipo de amenaza
Del mismo modo que las comunidades musulmanas en Europa y los Estados Unidos son diferentes, también lo hace la naturaleza de la amenaza yihadista en ambos. En los Estados Unidos, donde los musulmanes están más integrados en el conjunto de la sociedad, los terroristas tienden a ser más auto-radicalizados y suelen aspirar a más. Una vez que se radicalizan - con frecuencia a través de Internet - es común que puedan ser detenidos mientras buscan ayuda de individuos que resultan ser agentes del FBI o informantes de la policía que trabajan en operaciones encubiertas.
Pero la población musulmana concentrada y marginada de Europa hace que sea más fácil para los musulmanes radicalizados encontrar aliados que no son informantes de la policía. En muchos casos, los miembros de las células europeas se conocen el uno al otro desde la infancia, han estado en bandas callejeras juntos, o han sido encarcelados al mismo tiempo. Incluso las células terroristas ineptas, como los cuatro hombres que fueron acusados en 2012 por atacar una base del ejército británico en Luton, pueden ser parte de una comunidad radicalizada más grande y tener amigos y familiares que han estado involucrados en el yihadismo o que tienen viajado al exterior para emprender la yihad. Este fue el caso del tirador de Toulouse, Mohamed Merah. A pesar de que llevó a cabo su ataque solo, Merah había sido durante mucho tiempo parte de una comunidad militante más grande y había viajado a lugares como Pakistán y Afganistán para entrenar y luchar. Según los informes, las autoridades francesas también investigaron al hermano mayor de Merah, Abdelkader, en 2007 por ayudar a musulmanes europeos a viajar a Irak para combatir.
Hay una gran variedad en la forma en que los musulmanes se radicalizan, pero los reclutadores han utilizado sistemáticamente mezquitas, gimnasios y asociaciones islámicas universitarias como lugares de captación de posibles reclutas. Los reclutas son generalmente llevados a un lado, lejos de la vista de la comunidad, y radicalizados uno a uno o en pequeños grupos. Vimos que este método se utilizó con Abaaoud y Zerkani en Bruselas. Los reclutadores suelen tener contactos con otras células radicales dentro de Europa, así como enlaces a los yihadistas y grupos militantes en el extranjero que pueden utilizar para facilitar los viajes a los campos de entrenamiento y zonas de guerra.
Aunque los jóvenes musulmanes pueden radicalizarse y a menudo son buscados para fines de reclutamiento, no son el único grupo demográfico susceptible a la radicalización. Los adultos mayores, como el de 39 años de edad, Hakim Benladghem o el físico francés de 37 años de edad, Adlene Hicheur, también se han radicalizado. Los individuos con títulos, experiencia profesional y antecedentes penales limpios pueden viajar fuera de Europa sin levantar sospechas con más facilidad que los hombres más jóvenes. Las mujeres también pueden se radicalizadas y pueden servir como salvoconductos importantes para los fondos y la inteligencia, como reclutadoras o propagandistas, y de vez en cuando en operaciones terroristas.
La mayor parte de los atacantes en París y Bruselas eran ciudadanos franceses y belgas de origen del norte de África o el Oriente Medio, pero los yihadistas europeos tienen una variedad mayor de orígenes. El origen del terrorista Richard Reid, conocido como "el terrorista del zapato" era inglés; El terrorista de metro de Londres Germaine Lindsay nació en Jamaica; La esposa de Lindsay, Samantha Lewthwaite, es británica, y el yihadista Eric Breininger era alemán.
El recuento exacto del número de musulmanes europeos que luchan o entrenan en el extranjero es difícil de cifrar, pero de acuerdo con un informe del 1 de abril del Centro Internacional para la Lucha contra el Terrorismo, hay entre 3.922 y 4.294 europeos occidentales luchando en el extranjero. No todos los europeos que luchan en el extranjero son yihadistas. Algunos de los que han viajado a Siria e Irak, por ejemplo, son nacionalistas, islamistas no yihadistas e incluso combatientes anti-yihadistas. La mayoría, sin embargo, son yihadistas o se han unido a grupos yihadistas.
A pesar de que los combatientes que regresan a Europa representan quizá la amenaza más grave, los militantes yihadistas - incluyendo aquellos que no han sido capaces de viajar al extranjero para entrenar y luchar con el Estado islámico, Al Qaeda u otros grupos - son un problema multidimensional. Los operativos yihadistas de cosecha propia representan una amenaza significativa y algunas veces mundial, incluso si carecen, en su mayor parte de las capacidades de sus colegas militarmente entrenados. Por ejemplo, Amedy Coulibaly asaltó un establecimiento de comida "kosher" en París el 9 de enero de 2015. Coulibaly disparó e hirió a un "runner" el 7 de enero y mató a un policía el 8 de enero, antes de ser asesinado en el interior de la tienda de comestibles, donde había matado a cuatro personas . También fue el hombre que adquirió las armas que sus amigos Said y Cherif Kouachi habían utilizado en el ataque a Charlie Hebdo, una publicación satírica francesa.
En su conjunto, las condiciones que afectan a la población musulmana de Europa han hecho que sea difícil para las agencias de inteligencia y policiales mitigar la amenaza yihadista en el continente. Estas agencias son dolorosamente conscientes de que la amenaza que existe, es simplemente abrumadora por el número de posibles atacantes que tienen que controlar. Los problemas con la coordinación entre las agencias de inteligencia y policiales europeas - e incluso dentro de algunos países, como Bélgica - no hacen más que agravar el problema.
Así que a pesar de las recientes detenciones vinculadas a la red de operativos de Estado Islámico responsables de los ataques de Bruselas y París, que han frustado numerosos atentados y arrestado a muchos atacantes potenciales que andaban circulando por la calle, esto es sólo la punta del iceberg. Todavía hay otras redes de Estado islámico y Al Qaeda por las que preocuparse, y aún quedan numerosos yihadistas auto-radicalizados por identificar y arrestar. Pero mientras la ideología del yihadismo sobreviva, las autoridades europeas tratarán de frustrar a los individuos y a las células que se cree que es el mayor peligro. Sin embargo, las autoridades no tienen ni idea de como solucionar este problema a medio y largo plazo, por lo que el yihadismo seguirá presente en Europa en los años venideros.
En Resumen
- Las autoridades europeas han detenido a varios sospechosos vinculados a los ataques terroristas de París y Bruselas, pero las detenciones abordan sólo la amenaza inmediata, no la raíz del problema.
- La amenaza yihadista en Europa seguirá siendo más profunda y más compleja que la de Estados Unidos debido a las diferencias en sus comunidades musulmanes.
- A pesar de los éxitos recientes contra el terrorismo, la amenaza de ataques en Europa seguirá siendo alta en los próximos años.
- Mientras la ideología del yihadismo sobreviva, y siempre y cuando los musulmanes de Europa sigan marginados y desprotegidos, los servicios de seguridad europeos no serán capaces de encontrar la manera de solventar este problema.
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