La ya prevista incursión de Turquía en Siria ha comenzado, exactamente 500 años después de que la Batalla de Marj Dabiq, cerca de Alepo, anunciara la conquista otomana de gran parte de Oriente Medio. Con las unidades de protección popular kurdas (YPG) surgiendo por la provincia de Alepo, era sólo cuestión de tiempo que antes o después Ankara aumentara su participación en la guerra civil siria (aunque varios contratiempos retrasaron su entrada en el país). Sin embargo, a pesar de que sus tropas cruzan la frontera hacia Siria, el papel de Turquía en el conflicto sigue estando limitado por los riesgos inherentes a la guerra y por sus propias debilidades. En lugar de realizar una invasión a gran escala en Siria, Turquía ha hecho una entrada cuidadosamente calculada.
Como con cualquier campaña militar, la incursión de Turquía en Siria es arriesgada. Por un lado, entrar en Siria elevará los conflictos militares de Turquía con el Estado Islámico y las YPG. Por otra parte, al enviar sus tropas al otro lado de la frontera, Turquía está entrando en un territorio cuyo gobierno nominal es un enemigo de viejo y cuyos estados patrones atacan activamente a los combatientes rebeldes respaldados por Ankara. Por otro lado, Turquía también tiene problemas internos, incluyendo la insurgencia kurda y el fallido golpe de estado reciente y la posterior purga, los cuales han disminuido su fuerza militar cualitativamente.
Al mismo tiempo, el país cuenta con varias ventajas importantes que le servirán bien en Siria. Ankara ya se beneficia de sus vínculos de larga data con los grupos rebeldes sirios alineados con sus intereses. En su mayor parte, estos grupos son unidades del Ejército Libre de Siria, que constituyen el grueso de la nueva ofensiva, llamada Operación Escudo del Éufrates. Turquía también puede confiar en sus amplias reservas de artillería y aviación de combate para atacar a Estado Islámico —y potencialmente a las YPG— sin tener que poner demasiadas tropas sobre el terreno.
La diplomacia también jugó su papel, preparando el terreno para la ofensiva. En preparación para su "invasión" premeditada, los turcos tantearon diplomáticamente a sus adversarios anteriores. Las conversaciones de Turquía con Rusia e Irán no resolvieron sus diferencias subyacentes en Siria. No obstante, facilitaron una mayor participación de Turquía en el conflicto al tiempo que redujeron el riesgo de un choque con uno u otro país o con los lealistas sirios que apoyan. Por ejemplo, el aumento de la participación de la Fuerza Aérea de Turquía en la Operación Escudo del Éufrates, sugiere que los esfuerzos conciliatorios de Ankara con Moscú rebajaron la amenaza de Rusia de derribar cualquier avión turco que volara sobre el espacio aéreo sirio.
Sin embargo, más importante para los objetivos de Turquía en Siria es la relación del país con Washington. A pesar de la reciente tensión entre Estados Unidos y Turquía, aumentada por el intento de golpe de estado, los turcos entienden que su alianza con la OTAN y los Estados Unidos proporciona una red de seguridad de gran valor. Teniendo en cuenta sus diferencias fundamentales, Turquía no puede presumir que la diplomacia será suficiente para evitar una confrontación con Rusia en Siria. Y a la luz de las muchas cosas que podrían salir mal en su campaña militar en Siria, la cooperación con los militares de EE.UU. es un auténtico as en la manga para Turquía.
Incluso la estrecha relación entre los Estados Unidos y las YPG —que es una fuente de ira para los turcos—, tiene sus beneficios para Ankara. Después de haber ampliado su apoyo a las ofensivas rebeldes contra posiciones de Estado Islámico, Turquía puede utilizar sus esfuerzos redoblados contra el grupo militante para presionar a Washington en la detención de más avances de las YPG en Alepo. Este enfoque ya parece estar funcionando; las Fuerzas Democráticas Sirias (dominadas por las YPG) recientemente anunciaron que iban a detener estas operaciones hacia Jarabulus. Por otra parte, en su visita a Turquía el miércoles pasado, el vicepresidente de EE.UU. Joe Biden advirtió a las YPG que Estados Unidos retiraría su apoyo si el grupo no se retiraba al este del Éufrates. En ese caso, las Fuerzas Democráticas Sirias serían mucho menos capaces de competir con los rebeldes respaldados por Turquía en la carrera por al-Bab.
Por lo tanto, así como Turquía intensifica su participación en el conflicto sirio, Ankara debe tener cuidado de evitar las trampas que podrían exponer sus puntos débiles. Bajo las circunstancias actuales, Turquía no puede basarse únicamente en la fuerza militar para gestionar su compleja intervención aún aparentemente inevitable. A pesar de su calidad como miembro de la OTAN y que sus muchos aliados rebeldes locales apoyarán a Turquía en su campaña de Siria, Ankara no puede estar tranquila. Los peligros de meterse más y más hondo en el pantano que es la Guerra Civil Siria son tan grandes como siempre.
- Créditos de las fotos:
Thomas Duval / Multinational Battle Group - East (KFOR) / USA
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