sábado, 16 de julio de 2016

¿Cuáles serán las consecuencias del fallido golpe de estado en Turquía?


Un soldado turco se cubre detrás de un edificio, mientras participa en una Operación Militar en Terreno Urbano (MOUT), durante el ejercicio Anakonda en Wedrzyn, Polonia. (Dennis Glass / 361st Press Camp Headquarters / U.S. Army)

El intento de golpe de estado que vivió el estado turco ha llegado precisamente en el momento menos oportuno para Ankara. Justo en la frontera con Irak y Siria, los desafíos críticos para la seguridad de Turquía van en aumento, ya que Turquía se está involucrando más en la lucha por contener al Estado Islámico. Internamente, Turquía también está en lucha contra su propio movimiento militante doméstico, el Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK). Debido a que el golpe de Estado surgió de dentro de ciertas divisiones de las fuerzas armadas, el gobierno del presidente Recep Tayyip Erdogan y el Partido de la Justicia y el Desarrollo (AKP) llevarán a cabo pesadas purgas que desestructurarán las fuerzas armadas. Esto hará que sea difícil para Ankara utilizar al ejército como instrumento táctico para aplicar su estrategia nacional y política. El golpe ha sido sofocado, pero las réplicas y la desorganización militar podrían incapacitar a Turquía durante mucho tiempo en el futuro.


Una minoría notable de la cúpula militar de Turquía apoyó el golpe. Aunque la trama había sido urdida durante algún tiempo, los conspiradores fueron presionados para actuar rápidamente cuando se dieron cuenta de que se iba a llevar a cabo una purga inminente durante la rotación militar del 1 de agosto, lo que habría dado lugar al retiro forzoso de algunos conspiradores. Entre los conspiradores, había facciones de los tres ejércitos de tierra: el 1.er Ejército, el 2.º Ejército y el 3.er Ejército. La trama se extendió también a una serie de unidades de la Fuerza Aérea de Turquía. Como de todos es sabido, el 15 de julio, los planificadores del golpe movilizaron unidades de la aviación y de caballería en una operación coordinada sorpresa mientras que el presidente Recep Tayyip Erdogan estaba de vacaciones en el suroeste de la ciudad de Bodrum.

Cuando Erdogan finalmente logró llegar a Estambul en avión, salió en la televisión alegando que los líderes del golpe estaban afiliados con el movimiento Gulenista, dirigido por el líder de la oposición en el exilio Fethullah Gulen. Gulen emitió un comunicado negando esto y condenando el golpe, pero eso no detendrá a Erdogan en la purga que pesa sobre los simpatizantes de Gulen que queden en las Fuerzas Armadas. Si bien es de sobra conocido que muchos de los líderes del golpe tienen vínculos con el movimiento Gulenista, cabe destacar que entre ellos se encuentran el ex jefe del Estado Mayor de la Fuerza Aérea, Akin Ozturk, el Coronel Muharrem Kose, y el yerno de Ozturk, Halkan Karakus, un piloto de helicóptero. Además de estos actores, hay más de 2.800 soldados que el gobierno turco ha detenido, así como a altos oficiales del servicio activo. Además, ahora se hallan detenidos el Comandante del 2.º Ejército, el General Adem Huduti y el Comandante de la Guarnición de Malatya, Avni Angun, así como el comandante del 3.er Ejército, Erdal Ozturk.

Erdogan y sus seguidores han estado paranoicos durante mucho tiempo sobre la posibilidad de que ocurriera un golpe militar  —Turquía ha tenido cuatro desde 1960—. Ahora, el presidente tiene motivos para poner en marcha una ofensiva feroz y contundente contra los golpistas, lo que fácilmente podría derivar en una purga. Cualquier miembro de las fuerzas armadas turcas que tenga cualquier conexión con el movimiento Gulenista, puede ser detenido.

Cabe recordar, que esto ya ha ocurrido antes. Aún se sienten las secuelas de la trama contra el gobierno por parte de la organización Ergenekon y la "Operación Sledgehammer", un supuesto plan de diferentes facciones dentro del ejército turco contra el Partido de la Justicia y el Desarrollo (AKP) en el 2003, que dieron lugar a una purga. Debido a estos complots, el gobierno detuvo a casi 400 militares, incluyendo oficiales retirados. Los detenidos se enfrentaron a un juicio por planear un golpe de estado. Aunque la gran mayoría fueron finalmente absueltos, años de juicios y la desconfianza erosionaron la cohesión de los militares turcos y debilitaron su efectividad en combate.

La próxima purga tras el golpe del 15 de julio erosionará aún más las capacidades de los militares. Será un desgaste moral y disminuirá la cohesión del Ejército. La detención y el encarcelamiento de los líderes militares, así como los administradores de intendencia y logística militar aumentarán la desorganización y causarán confusión entre las filas. los horarios de entrenamiento serán un caos así como los ejercicios de rutina y mantenimiento serán pospuestos o cancelados. La desconfianza se extenderá. La planificación de las operaciones militares será cada vez más difícil, ya que el gobierno reformará las estructuras de mando y control. El gobierno podría tratar de mejorar algunos de estos problemas mediante la restauración de personal militar previamente expulsado por los propios Gulenistas, pero esto no va a suceder rápidamente.

La Tiranía del Tiempo


Soldados turcos siguen un transporte blindado portapersonal en una zona de aterrizaje tras un asalto anfibio coordinado como parte del ejercicio EFES 2016, el 24 de Mayo de 2016. (Whitney Hughes / 114th Public Affairs Detachment / U.S. Army) 

Esta purga no podía llegar en peor momento. El ejército turco está fuertemente comprometido en la lucha contra el Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK) y enredado en Siria e Irak. Un ejército debilitado como consecuencia de un golpe fallido y la consecuente purga dará a Ankara menos herramientas para manejar estos desafíos. La posibilidad de una intervención militar turca en Siria es ahora demasiado arriesgada. El riesgo también se extiende a la expansión de la presencia militar turca en Irak, como parte del esfuerzo por expulsar al Estado Islámico de Mosul. Las operaciones turcas contra el PKK también pueden sufrir este revés, aunque es poco probable que vayan a detenerse del todo.

La inestabilidad militar de Turquía también complicará los esfuerzos regionales con otras potencias. Los esfuerzos de Estados Unidos por derrotar al Estado Islámico se basan en gran medida en las bases que tienen en el país para realizar sus operaciones aéreas. Washington también necesita a Turquía para cortar las líneas logísticas al grupo extremista. Con Ankara dividida, el apoyo a sus aliados rebeldes en Siria también puede disminuir. Esto debilitaría a un movimiento rebelde apoyado por EE.UU. ya de por sí mermado. Sin embargo, para las Unidades de Protección Popular (YPG) en Siria, las luchas internas de Turquía podrían proporcionar una brecha para ampliar y conectar las bolsas territoriales controladas por los kurdos.

Sobre el papel, el ejército de Turquía parece uno de los más potentes de la región. Sin embargo, la baja moral y la disidencia a menudo revelan las grietas en sus pilares. Estas debilidades ocultas son a menudo enmascaradas por el número de tropas masivas y el equipamiento moderno, pero cada vez es más evidente su decadencia a medida que se van sucediendo motines y golpes de estado. El ejército turco ahora tendrá que reinventarse para hacer frente a los efectos perjudiciales de la tentativa de golpe —y la amenaza que supone este golpe para el partido gobernante—. Se necesitarán años para que las fuerzas armadas de Turquía se recuperen. Son años que Turquía no tiene. La inestabilidad en la región no hace más que ir a peor, y Turquía necesita desesperadamente ayuda para contener este caos, mientras que trata de salvarse a sí misma.


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