Soldado del Ejército Libre Sirio camina entre los escombros en Alepo, durante la guerra civil de Siria, el 6 de Octubre de 2012. (Foto de Scott Bob / VOA News / Public Domain)
Después de meses de preparativos y ataques, las fuerzas leales al gobierno sirio están cerca de rodear por completo las zonas controladas por los rebeldes en la ciudad de Alepo. Ganar la batalla por Alepo seguirá siendo una necesidad táctica dentro de una amplia variedad de objetivos tácticos que deben conseguir los lealistas si quieren poner fin a la guerra civil en el país a su manera, y los combates en los alrededores de la ciudad tendrán una influencia enorme sobre la evolución del conflicto a nivel estratégico, Dado que se traducirán directamente en el progreso o el declive de las negociaciones de alto nivel que tienen lugar entre Rusia, Estados Unidos y otras potencias con intereses en el futuro de Siria.
Después de haber tomado las Granjas de Al Mallah, un área estratégica al norte de Alepo, la fuerza de choque lealista está a unos 2 kilómetros del camino de Castelo, la última línea de suministro restante en las zonas controladas por los rebeldes. Los intensos bombardeos y ataques aéreos en el camino han hecho que sea demasiado peligroso para los vehículos cruzarlo, aislando de forma efectiva a los rebeldes. La batalla para sitiar las posiciones de los rebeldes ha sido particularmente intensa en los últimos meses, y las fuerzas lealistas han pagado caro su avance hacia el camino de Castelo con fuertes bajas. Sus últimos intentos, realizados con las mejores unidades de combate apoyadas por ataques aéreos rusos, han hecho progresos considerables en contra de las debilitadas defensas rebeldes.
Originalmente, los combatientes apoyados por EE.UU., muchos de ellos de las unidades Fatah Halab y Nour al-Din al-Zinki, manejaban exclusivamente las defensas de la ciudad. Este acuerdo verbal siguió a un acuerdo más formal con Estados Unidos y sus aliados que pretendía separar a las unidades de otros grupos rebeldes más extremos, como Jabhat al-Nusra, la rama de Al Qaeda en Siria. Pero a medida que las ofensivas lealistas progresaron, las unidades rebeldes apoyadas por EE.UU. sentían que no tenían más remedio que recurrir a Jabhat al-Nusra para conseguir refuerzos y defender la ciudad. Con el apoyo del grupo extremista, los rebeldes lanzaron contraataques feroces y detuvieron los avances lealistas. Sin embargo, el gobierno sirio y sus aliados siguen teniendo la ventaja en la batalla.
Aunque la entremezcla de Jabhat al-Nusra y las fuerzas rebeldes más moderadas en Alepo ha sido un éxito en el campo de batalla, sin duda, complica la búsqueda de un entendimiento entre los Estados Unidos y Rusia en Siria. Recordemos que durante una conversación telefónica el 6 de julio, el presidente ruso Vladimir Putin y el presidente de EE.UU., Barack Obama, acordaron aumentar la coordinación de la acción militar en Siria, incluida la lucha contra Jabhat al-Nusra.
Estados Unidos no tiene ganas de ver a un contingente rebelde apoyado por EE.UU. en una ciudad cercada por fuerzas apoyadas por Rusia, por lo que forzará el cese de las hostilidades en la zona e incluso puede sugerir designarla como zona de exclusión de ataques aéreos (no-strike zone) para aviones rusos y lealistas. Pero los rusos argumentan que, dado que Jabhat al-Nusra está ahora presente en la ciudad, según el acuerdo del 6 de julio, los Estados Unidos no sólo deben permitir ataques aéreos rusos, sino también posiblemente participar en ellos. Pero dado el estado desesperado de la batalla, los rebeldes apoyados por EE.UU. necesitan la ayuda de Jabhat al-Nusra para evitar un cerco lealista total a Alepo.
Una parte clave del acuerdo del 6 de julio entre los Estados Unidos y Rusia es que los rusos deberán persuadir a Damasco para que detenga sus ataques aéreos. Esta disposición se basa en la suposición de que los rusos, dada su enorme influencia sobre Damasco, en realidad pueden hacer que el gobierno sirio y sus fuerzas leales les sigan el juego. Pero incluso los Estados Unidos reconocen que esto es una posibilidad muy remota. Irán ejerce posiblemente más influencia sobre Siria que Rusia, teniendo en cuenta su participación histórica y las enormes contribuciones al bando lealista, y Teherán, sin duda, socavaría cualquier propuesta que considere hostil a sus objetivos en el país.
Los intereses de Rusia pueden ser mejor servidos mediante el uso de la batalla de Alepo como un punto de presión para forzar más concesiones por parte de los Estados Unidos. Pero a la luz del enorme precio que han pagado hasta ahora en Alepo, es poco probable que los lealistas sirios y sus aliados iraníes cedan su considerable ventaja táctica sólo por complacer a Rusia. Los lealistas y los iraníes también tienen que estar convencidos de que los acuerdos finales les favorecerán, una perspectiva incierta en este momento.