Foto de un peshmerga kurdo con supuestos miembros de Estado Islámico capturados (Foto de Kurdishstruggle / CC BY)
En Siria, el grupo Estado Islámico está en crisis. Durante los últimos tres años, el grupo ha logrado pasar de ser una molestia regional a una fuerza con importancia a nivel mundial. El grupo se declaró un califato en junio de 2014, que se extendía desde la provincia Iraquí de Diyala a la provincia Siria de Alepo en Siria. Al hacerlo, unió las dos naciones en una sola zona de conflicto y llamó la atención de numerosos actores poderosos, incluyendo los Estados Unidos, Turquía y Rusia. Hoy en día, el grupo mantiene una presencia desde el oeste de Irak a la frontera entre Siria y el Líbano - una extensión territorial impresionante.
Sin embargo, la amplitud de los territorios del Estado Islámico en Siria es engañosa. el alcance real del grupo se limita en gran medida a enclaves pequeños y dispersos. Las extensiones de territorio bajo su control están prácticamente vacías en el desierto. Y un vistazo a los tres núcleos principales del grupo en Siria - la provincia septentrional de Alepo, Raqqa y Deir el-Zour - muestra cómo el Estado Islámico está perdiendo terreno a ritmo constante a través de su disperso imperio autoproclamado. Juntos, estos tres territorios forman la base de la potencia del grupo en el país y son críticos para el mantenimiento de los flujos de ingresos, combatientes y suministros. Sin embargo, los tres enclaves están bajo amenaza.
A pesar de que su integridad se erosiona, el Estado Islámico seguirá siendo una fuerza significativa y mortal así como adopte nuevas tácticas. Sin embargo, a pesar de que seguirá ganando batallas y tomando pueblos y ciudades, la influencia del grupo extremista en Siria será cada vez más tenue. La fuerza del grupo disminuirá a pesar de sus ganancias nominales. A pesar de ello, el Estado Islámico y grupos como él nunca se desvanecerá por completo, siempre y cuando las reivindicaciones sunitas persistan.
Los territorios en crisis
El norte de Alepo
El territorio más importantes del Estado Islámico en el norte de la provincia de Alepo se reduce desde la ciudad de Sawran en el oeste hasta Manbij en el este. La zona es una de las regiones más pobladas que el grupo militante controla, y debido a que limita con Turquía, que sirve como punto de tránsito para los suministros de contrabando, armas y combatientes extranjeros. El norte de Alepo también contiene el pueblo de Dabiq, donde el Estado Islámico cree que tendrá lugar una batalla final apocalíptica.
Ahora, por primera vez desde la autoproclamación del califato Estado Islámico, el norte de Alepo está sitiado desde tres lados. Los rebeldes de la ciudad de Azaz han estado presionando y adentrándose hacia el este en el territorio del Estado Islámico, a pesar de que su progreso se ha ralentizado por su lucha con las Unidades de Protección del Pueblo Kurdo (YPG) a sus espaldas. Al sur, las fuerzas leales respaldadas por el apoyo aéreo de Rusia tomaron el área cercana a la base aérea de Kweiris el noviembre pasado, rompiendo un asedio de dos años llevado a cabo por el Estado Islámico. Ahora están listos para avanzar más al norte para capturar la ciudad de al-Bab. Lo más importante, las Fuerzas Democráticas Sirias apoyadas por EE.UU. han lanzado una ofensiva significativa al oeste a través del río Eufrates y se preparan para retomar Manbij de las manos del grupo extremista.
Además de la presión desde el este, oeste y el sur, las fuerzas del Estado Islámico en el norte de Alepo están también constantemente acosadas por el fuego de artillería turco transfronterizo, así como los ataques aéreos de la coalición liderados por Rusia y EE.UU.. No es de extrañar que el grupo esté perdiendo rápidamente el territorio de la región. De hecho, el Estado Islámico está tan desesperado por detener la ofensiva de las Fuerzas Democráticas Sirias que se ha retirado de los pueblos situados por delante de los rebeldes de Azaz para enviar refuerzos hacia el este.
Pero hay otra ofensiva lealista en curso que, si sale bien, plantea una amenaza existencial para la zona norte de Alepo controlada por el Estado Islámico, cortando por completo la comunicación con el resto del territorio sirio del grupo. La operación, que se inició el 2 de junio presiona hacia la ciudad de Tabqa en el lago Assad, en la provincia de Raqqa, siguiendo la ruta de una ofensiva anterior que se inició en febrero, pero no pudo hacer mucho progreso. Con mayores niveles de apoyo y recursos, el último asalto tiene una buena posibilidad de bloquear la carretera que une el norte de Alepo a la capital del Estado Islámico en Raqqa. La pérdida del norte de Alepo, la ruta de Raqqa o las rutas de contrabando en Turquía sería un duro golpe para el grupo extremista.
Raqqa
La capital de facto del Estado Islámico de Raqqa, también está en peligro considerable. Al igual que en Alepo, la mayor amenaza para Raqqa proviene de las Fuerzas Democráticas Sirias, que lanzaron una ofensiva para tomar las afueras de la ciudad a finales de mayo. El progreso ha sido metódico pero lento debido al entrenamiento en progreso de los combatientes árabes necesarios para encabezar el asalto final a la ciudad.
Mientras tanto, si el avance lealista en Tabqa que amenaza al Estado Islámico en el norte de Alepo tiene éxito, podría llegar a transformarse en un ataque a Raqqa, que se encuentra a sólo 55 kilómetros al este. La carrera por Raqqa entre los lealistas apoyados por Rusia y las Fuerzas Democráticas Sirias apoyadas por EE.UU. hará que la destrucción del Estado Islámico en la ciudad sea más probable.
Tal pérdida sería devastadora para el grupo militante. La ciudad no sólo tiene un valor simbólico como la capital del autoproclamado califato, sino que también es un centro logístico importante de combatientes y suministros. Raqqa se asienta en el río Éufrates y es clave para el control de varias carreteras importantes en Siria. También es una de las ciudades más pobladas que controla el Estado Islámico y un importante centro económico sólo superado por Mosul, Irak.
Deir el-Zour
Los combatientes del Estado Islámico están envueltos en una serie de desafíos diferentes en Deir el-Zour de lo que están en los otros dos núcleos del grupo. La ciudad en sí está en disputa por las fuerzas del Estado Islámico y las tropas lealistas, pero el grupo radical controla totalmente el resto de la provincia. Debido a que el Estado Islámico ya ha perdido su control sobre los yacimientos de hidrocarburos en Al-Hasakah y Homs, Deir el-Zour es fundamental tanto para su petróleo como para su posición como puerta de entrada al territorio del grupo en Irak. Aunque gran parte de la provincia es desierto, hay una serie de centros de población en el valle del río Eufrates.
A diferencia de Alepo y el norte de Raqqa, Deir el-Zour todavía no está bajo grave amenaza. De hecho, el Estado Islámico incluso hizo progresos recientemente en su esfuerzo por eliminar la bolsa lealista restante en la ciudad de Deir el-Zour. El control del grupo en Deir el-Zour, por lo tanto, seguirá siendo probablemente su más perdurable posesión en Siria.
Sin embargo, incluso en su enclave más seguro, el Estado Islámico no está a gusto. Varios oponentes están tratando de hacer incursiones en la región rica en energía. Al norte, las Fuerzas Democráticas Sirias han expulsado en gran medida al Estado Islámico de Al-Hasakah y han hecho algunos avances en la provincia de Deir el-Zour. Pero a pesar de que estas fuerzas se concentran en el norte de Alepo y Raqqa, es poco probable que realicen ofensivas significativas en la zona y en su lugar llevarán a cabo ataques de menor importancia para hostigar al Estado Islámico. Al oeste, las tropas gubernamentales continúan tratando de avanzar desde Palmira hacia Deir el-Zour para alcanzar y relevar a la guarnición lealista de la ciudad antes de sea aniquilada. Teniendo en cuenta la distancia y la crítica situación de los lealistas en Deir el-Zour, sus esfuerzos tendrán pocas probabilidades de éxito en el corto plazo, pero por supuesto, atraerá un poco de la atención del Estado Islámico.
Por último, una nueva fuerza rebelde conocida como el Nuevo Ejército Sirio está siendo construída a lo largo de la frontera con Siria, en Jordania. Armados y equipados por Jordania, los Estados Unidos y el Reino Unido, el Nuevo Ejército Sirio representa la mayor amenaza a largo plazo para el Estado Islámico en Deir el-Zour, porque su personal tienen vínculos sustanciales con la provincia, de donde huyeron como refugiados y combatientes. El Nuevo Ejército Sirio es pequeño en este momento, pero con el tiempo está previsto que avance y presione a través del desierto de Homs hacia Deir el-Zour.
Adaptándose para sobrevivir
A medida que el Estado Islámico ha crecido en fuerza, ha pasado de ser principalmente un grupo terrorista y movimiento insurgente a ser un grupo que despliega tácticas de batalla convencionales que requieren grandes unidades organizadas, artillería y vehículos blindados. La adaptación del grupo le ha permitido capturar territorios significativos en Siria e Irak. Pero ahora el Estado Islámico podría ver su suerte truncada. Mientras que los tres enclaves sirios del grupo se enfrentan a una mayor presión, las tácticas convencionales serán menos útiles así como el desgaste reduzca el número de combatientes y destruya su equipamiento. Más apremiante, sin embargo, será la ruptura de las cadenas de suministro logísticas necesarias para el mantenimiento de la artillería de gran calibre y los vehículos blindados en el campo de batalla. Esta logística, después de todo, requiere un territorio seguro y bien dotado de recursos detrás de las líneas del frente.
Pero esto no significa que la amenaza que supone el Estado Islámico será neutralizada. En su lugar, mientras el grupo pierde territorio, evolucionará para sobrevivir a las nuevas condiciones, siendo todavía un adversario extremadamente peligroso. Incapaz de suministrar de manera efectiva a sus unidades en un campo de batalla convencional, el Estado Islámico volverá a las tácticas de insurgencia y terrorismo para atacar a sus objetivos. En lugar de centrarse en el control del territorio, el grupo utilizará métodos insurgentes para obtener la flexibilidad y la movilidad necesarias para realizar ataques de golpear y correr (hit-and-run) sobre sus enemigos en un esfuerzo para debilitarlos gradualmente. Estos ataques no van a suponer una amenaza existencial para los enemigos del Estado Islámico, pero seguirán causando un daño masivo.
La mutación del Estado Islámico ya ha comenzado. Los atentados del 23 de mayo en Jableh y Tartus reflejan el regreso del grupo a los métodos terroristas. Al mismo tiempo, pequeños grupos de combatientes del Estado Islámico están librando una insurgencia en las zonas desérticas de Homs y en las montañas Qalamoun a lo largo de la frontera con el Líbano. Las unidades móviles, dispersas y flexibles pueden seguir llevando a cabo operaciones en nombre del Estado Islámico a pesar de que el grupo extremista pierde su control sobre numerosas ciudades y provincias. Los ataques desde las sombras, las operaciones de insurgencia y el terrorismo del Estado Islámico son las tácticas que usarán para tratar de ejercer influencia en Siria mucho después de que los ejércitos del grupo sean derrotados en el campo de batalla.
De hecho, el Estado Islámico y sus sucesores continuarán prosperando mientras existan quejas y reivindicaciones entre las poblaciones sunitas de Irak y Siria. Expulsar al grupo militante de las ciudades y las provincias es un paso para erradicarlo, ya que los residentes no pueden levantarse en armas sin ayuda externa. La erradicación completa, sin embargo, requerirá el cumplimiento de la tarea menos tangible de convertir a la población contra el Estado Islámico - algo que puede ocurrir sólo si se resuelve la guerra civil de Siria. Al igual que en Irak y Libia, en Siria, los extremistas están prosperando en la inestabilidad de las zonas de conflicto y las lagunas de autoridad gubernamental. La guerra entre los lealistas y los rebeldes no sólo sirve como una distracción de la lucha contra el Estado Islámico, sino también perpetúa las mismas condiciones en las que grupos como Estado Islámico y Jabhat al-Nusra surgieron. Y a diferencia de la ofensiva contra el Estado Islámico, la resolución de este conflicto necesitará una implicación mayor que ataques aéreos y coaliciones rebeldes.
En Resumen
- En Siria, el Estado Islámico seguirá perdiendo ciudades y territorio vital.
- El grupo va a reaccionar a sus pérdidas, apoyándose más en las tácticas insurgentes y terroristas, asegurándose de seguir siendo una seria amenaza en el futuro.
- La privación de derechos continuada a los sunitas en Siria permitirá al Estado Islámico y otros grupos como el mantener un punto de apoyo en el país.