Manifestación en el Líbano desencadenada por el asesinato del ex primer ministro libanés Rafik Hariri, el 14 de febrero de 2005. (Foto de Elie Ghobeira / CC BY)
Desde que el presidente Michel Suleiman dejó el cargo en mayo de 2014, los bloques políticos de Líbano han fallado 36 veces para ponerse de acuerdo sobre su sustitución. Hezbolá ha estado activo en el mantenimiento de las partes en desacuerdo, negándose a apoyar a cualquier candidato presidencial que no vaya a aceptar plenamente la agenda del grupo. En la parte superior de la agenda interna de Hezbolá, los objetivos de su principal patrocinador, Irán, están contribuyendo a la intransigencia de la organización. La dinámica regional tradicionalmente ha influido en la política libanesa, pero el aumento de la rivalidad entre Arabia Saudita e Irán ha hecho que la crisis política en el Líbano sea aún más difícil de resolver.
Los orígenes de la situación del Líbano se remontan a hace más de una década. A raíz del asesinato del primer ministro saudí Rafik al-Hariri en 2005, la población sunita del Líbano se unió con ciertos aliados cristianos en las protestas masivas contra la ocupación del Líbano por parte de Siria. Las manifestaciones se hicieron conocidas como la Revolución del Cedro, y de ellas, dos grandes coaliciones políticas surgieron. Por un lado, Hezbolá y el resto de partidos pro-Siria formaron la Alianza del 8 de marzo, llamada así por la fecha de sus protestas. Por otro lado, los partidos anti-Siria formaron la Alianza del 14 de Marzo (a su vez, llamada así por su fecha de protesta). Según el Pacto Nacional del Líbano de 1943, donde se distribuye el poder entre las comunidades cristiana, chiítas y sunitas del país, el presidente del Líbano debería ser un cristiano. Y mientras chiíes y suníes de Líbano apoyan a las alianzas del 8 de marzo y del 14 de marzo respectivamente, la comunidad cristiana se divide entre las dos coaliciones....
Hezbolá
Dentro de la política libanesa, Hezbolá tiene una formidable presencia. Más que un partido político en el Líbano, Hezbolá es una organización para-gubernamental cuya misión desde hace mucho tiempo ha sido la de promover una alianza de poder chiíta en el Oriente Medio a través de una milicia activa. Por su parte en la crisis presidencial del Líbano, Hezbolá ha dejado claro que sólo apoyará a un candidato presidencial que, a su vez, apoyará - o al menos no obstaculizará - a la organización en el cumplimiento de sus objetivos estratégicos.
Entre estos objetivos están el establecimiento de una alianza chiíta transnacional con Irán y la Siria de Bashar al Assad. Siria ha sido un aliado estratégico importante para Hezbolá, ofreciendo apoyo y proporcionando rutas de contrabando de armas desde Irán. A su vez, Hezbolá, en conjunción con Teherán, ha apoyado a al Assad desde el año 2012. De 7.000 combatientes activos de Hezbolá (y 20.000 reservistas), alrededor de 5.000 se encuentran actualmente en Siria. El grupo ha demostrado un papel decisivo en batallas clave en Siria, después de haber permitido a las fuerzas del gobierno recapturar la ciudad de Qusayr en junio de 2013. Por lo tanto, para obtener el apoyo de Hezbolá, los candidatos presidenciales libaneses deben apoyar, al menos tácitamente, la administración de Al Assad.
Por otra parte, la elección del presidente de Hezbolá podría determinar si los militares del Líbano reciben apoyo de Arabia Saudita o de Irán. Arabia Saudita esperaba que el envío de 4 mil millones de dólares en equipamiento militar para el país le otorgaría una mayor influencia sobre los líderes militares. Después de todo, Riad prometió el dinero en 2014 con la condición de que fuera utilizado en parte para contener a Hezbolá. Hezbolá, por el contrario, quiere figuras afines en las instituciones y servicios militares y de seguridad y se niega a ceder en el respaldo de un candidato presidencial, en parte, para bloquear la influencia del dinero saudí. Inmediatamente después de que Arabia Saudita rescindiera su ayuda debido a la negativa del Líbano de apoyar las resoluciones contra Irán, el ministro de Defensa libanés, Samir Moqbel, de la Alianza del 8 de marzo, anunció que Beirut aceptaría las armas y el equipamiento militar de Teherán, si se ampliaba la oferta.
Por encima de todo, Hezbolá tiene por objeto garantizar que el próximo presidente no va a interferir en la capacidad del grupo para operar como una milicia dentro del Líbano. Después de la guerra civil de 15 años en Líbano que terminó en 1990, Hezbolá fue la única milicia permitida para mantener personal activo y armamento, en vista de la continua presencia de Israel en el país. Hezbolá se sigue considerando la mejor defensa del Líbano contra Israel, con un arsenal de hasta 100.000 misiles y cohetes, misiles de rango medio entre ellos. Para Hezbolá, mantener el componente de la milicia en su organización es esencial, y el grupo sólo apoyará a un candidato presidencial que no pretenda debilitarla.
Buscando un candidato
Para alcanzar sus objetivos, Hezbolá ha apoyado firmemente al candidato a la presidencia, el general Michel Aoun, el fundador del Movimiento Patriótico Libre, un partido de mayoría cristiana. Aoun apoyó la guerra de Hezbolá en 2006 contra Israel y la toma del control de Beirut en 2008, además de que se niega a unirse a la Alianza del 14 de Marzo. A mayores, el apoyo de Aoun a la intervención de Hezbolá en Siria les ha dado legitimidad con los cristianos en el Líbano. Aoun es un líder prominente en la comunidad cristiana en todo el país, y por lo tanto Hezbolá cree que él es el candidato mejor preparado para ayudar al grupo a alcanzar sus objetivos estratégicos. De hecho, Hezbolá ya ha conseguido un importante apoyo de los cristianos en el Líbano desde que firmó un memorando de entendimiento con Aoun en 2006. Como resultado del acuerdo, una gran parte de la comunidad cristiana del país comenzó a apoyar a Hezbolá y Aoun se convirtió en un héroe a los ojos de muchos chiítas. Aun así, Hezbolá se ve inseguro de su capacidad para influir en Aoun como presidente y la alianza Hezbolá-Aoun sólo será temporal.
La Alianza del 14 de Marzo propuso inicialmente a Samir Geagea, el presidente ejecutivo del partido Fuerzas Libanesas como candidato presidencial. Pero Geagea dirigió una de las milicias cristianas armadas durante la guerra civil y se opone tanto a Siria como a Hezbolá. Para llegar a un consenso en el callejón sin salida presidencial, la Alianza del 14 de Marzo presentó un candidato alternativo, Suleiman Frangieh. Debido a que Frangieh era en realidad una parte de la Alianza del 8 de marzo, así como un amigo cercano de tanto el presidente de Siria como del secretario general de Hezbolá, el líder de la Alianza del 14 de Marzo, Saad al-Hariri, creía que podría ser un candidato de consenso. La decisión de Al-Hariri de respaldar a Frangieh a expensas de la nominación de Geagea fue polémica y los miembros de la Alianza del 14 de Marzo lo vieron como una rendición a la presión de Hezbolá. Y a pesar de los esfuerzos para encontrar un presidente mutuamente aceptable, Hezbolá se ha mantenido fuerte en su apoyo a Aoun, insistiendo en que no va a apoyar a un candidato de consenso débil.
La última crisis política del Líbano se prolongó durante 18 meses antes de que las alianzas del 8 de marzo y del 14 de marzo se decidieran finalmente por Michel Suleiman, el comandante de las Fuerzas Armadas del Líbano, como presidente. Suleiman surgió como un candidato viable después de las negociaciones de 2008 en Qatar en virtud del Acuerdo de Doha, que le dio credibilidad como líder seguro, independiente y capaz. Del mismo modo, en un esfuerzo por poner fin al último estancamiento político del Líbano, la alianza del 14 de marzo sugirió que el actual comandante de las Fuerzas Armadas del Líbano, Jean Kahwaji, sea el próximo presidente del país. Kahwaji es ampliamente apreciado en el Líbano y ha ganado algo de popularidad como un candidato de consenso, incluso ganó la aprobación del ministro de Defensa, Samir Moqbel, que está afiliado a la alianza del 8 de marzo.
Buscando Consenso
Pero la insistencia de Hezbolá en un candidato presidencial que cumpla todos los criterios del grupo evitará una solución de consenso en el futuro cercano. Y la intransigencia de Hezbolá socavará aún más la cohesión de las alianzas del 8 de marzo y del 14 de marzo, lo que llevará a una mayor discordia política en el Líbano. De hecho, después de que la alianza del 14 de Marzo saliera en apoyo de Frangieh, su candidato original, respondió al anunciar su apoyo a Aoun. Además, cualquiera que sea la posibilidad de que salga elegido un candidato de consenso, la situación política y de seguridad en el Líbano - y en la región en su conjunto - asegura que Hezbolá seguirá apoyando sólo a los candidatos presidenciales que sirven a sus intereses. Y puesto que no hay candidatos que cumplan los intereses de Hezbolá, estos preferirían crear un vacío político antes que comprometer sus objetivos estratégicos.
Del mismo modo, si Hezbolá decidiera que la resolución de la crisis política en el Líbano estuviera entre sus objetivos estratégicos, apoyaría a un candidato de consenso - siempre y cuando esa persona no interfiriera con la agenda de Hezbolá. Pero hasta que Hezbolá considere que el estancamiento político libanés es una amenaza para sus propios objetivos, el grupo seguirá bloqueando los candidatos de consenso con el fin de aumentar su influencia en el proceso de negociación. Al mismo tiempo, Irán, principal patrocinador de Hezbolá, espera que el grupo se oponga a cualquier candidato pro-saudí, otro factor a tener en cuenta por las partes en la presentación de un candidato de consenso.
Después de todo, los objetivos de Hezbolá están profundamente conectados con la relación del grupo con Irán. De hecho, expresando su preocupación al secretario general de las Naciones Unidas, Ban Ki Moon sobre las malas perspectivas de una solución interna a la crisis presidencial libanesa, el portavoz del Parlamento libanés, un aliado de Hezbolá, pidió a Ban que animara a participar a Arabia Saudita e Irán en el diálogo. En última instancia, un acuerdo entre Irán y Arabia Saudita podría ser la clave para acabar con la crisis política del Líbano.
En Resumen
- A pesar de que Hezbolá podría aceptar un candidato de consenso, como Jean Kahwaji, el comandante de las fuerzas armadas del Líbano, lo hará sólo si no va a interferir en el camino del grupo.
- Mientras tanto, Hezbolá seguirá apoyando al candidato presidencial Michel Aoun, en quien confía para apoyar la consecución de sus objetivos políticos y de seguridad del grupo.
- Sin un candidato de consenso capaz de satisfacer las necesidades de Hezbolá, la competencia entre Irán y Arabia en el Medio Oriente seguirá manteniendo al Líbano sin un presidente.